lunes, 8 de octubre de 2012

El huracán de la victoria llegó a la Casa del Pueblo


Un huracán revolucionario e indómito, que giraba en todas direcciones, llegó este domingo a Miraflores, la Casa del Pueblo, cuando el presidente de la República, Hugo Chávez, comenzó a cantar el Himno Nacional.

Los hermanos de la Patria de Bolívar, embargados por la alegría, aplaudían y trataban, por todos los medios posibles, de llegar al Balcón del Pueblo para reencontrarse con la mirada del líder, estampada en los pechos de muchos.

Los ríos de venezolanos fluían por la calle, las copas de los árboles, las rejas, los muros y las ventanas de las cercanías del Palacio de Miraflores, donde un semáforo en rojo no detenía a quienes querían Patria.

La ciudad se volcó al oeste de la capital. Carros, motos, bicicletas, hombres, mujeres y niños corrían al encuentro con Chávez.

Banderas multicolores ondeaban en un cielo que prefirió esta noche tener a sus estrellas dispersas en las calles venezolanas.

El pueblo levantaba sus brazos y celebraba cada vez que Chávez anunciaba los estados a donde la revolución había triunfado, como si la alegría que se sentía en Caracas se multiplicara en cada uno de ellos.

"Chávez es el papá de los helados", gritaba un hombre mientras levantaba en sus manos un casco de motorizado.

Afiches de todos tamaños, con el rostro del líder venezolano, eran agitados por cada vez más manos que parecían peces en la marea multicolor.

Un joven de 17 años escuchaba atentamente al Comandante. Aunque hoy no hubiera votado, por no tener la edad mínima para hacerlo, estaba aquí "por su futuro".

Mientras la gente seguía llegando, un grupo de soldados en la terraza del Cuartel General de División Diego Ibarra agitaba la bandera de Venezuela como aquel 13 de abril de 2002, cuando el pueblo derrotó el Golpe de Estado propinado por la derecha venezolana y trajo a su Presidente de regreso.

Un hombre lloraba y levantaba su puño mientras Chávez felicitaba al pueblo por haber recuperado "su bien más preciado: la Independencia".

Quienes venían al encuentro con la Patria, no paraban de sumarse a esta jornada perfecta, para celebrar la victoria y la batallas perfectas.

Los fuegos artificiales, los bailes, las risas y las vuvuzelas parecían no terminar esta larga noche en la que los revolucionarios vinieron a darle su apoyo a "un hombre de verdad", como gritó una voz en medio del huracán del triunfo.

Prensa AVN
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Ubicacion: Cedeño, Venezuela

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