En este momento en que las principales banderas que se alzan son la lucha contra la violencia capitalista que golpea al pueblo y el combate a la corrupción, Tatiana Gabaldón recuerda a su padre, Argimiro, leyendo el fragmento de una carta que él escribió:
Visiblemente conmovida, Tatiana dice que su padre fue “un hombre que no nació para ser soldado, que amaba profundamente la paz, la vida en familia, tranquila, pero si su patria necesitaba soldados para defenderla, él sería uno de ellos”.
“Mi padre decía: ‘Hacer la patria libre o morir por Venezuela’, y dedicó toda su maravillosa existencia a servirle a su patria, a la cual le entregó todo lo tangible e intangible, defendiendo los derechos humanos y luchando porque algún día fuera libre y soberana del Imperio norteamericano y de los gobiernos lacayos” -sostiene en conversación con el Correo del Orinoco.
Argimiro Guerrillero
Cuando habla de su padre, su hija se refiere a él simplemente por su nombre de pila: “Argimiro forma parte de un grupo que se va a las montañas de Lara, perteneciente a los frentes guerrilleros de principio de la década de los 60”, relata.
En efecto, a su padre le correspondió conducir el frente Simón Bolívar que intrigraba fuerzas del del Frente de Liberación Nacional y de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FLN-FALN). “Lo comandó hasta su último aliento” acota.
La hija de Argimiro Gabaldón explica que este frente estuvo conformado en su mayoría por estudiantes de varias universidades, obreros de Caracas y la zona centro ocidental del país , y por campesinos de las sierras de Lara.
“Fue una lucha fuerte y constante, con muchos riesgos, que le costó la vida a muchos patriotas, como por ejemplo: Iván Daza, Carmelo Mendoza, al propio Argimiro, que muere el 13 de diciembre de 1964. Pero siguieron adelante combatiendo el cerco militar de los gobiernos adeco-copeyanos hasta mediados de esa década”, rememora.
¡Hijo de braza quema!
“Mi Padre fue hijo de María Teresa Márquez de Gabaldón y del general José Rafael Gabaldón, quien se alzó junto a un grupo de campesinos en 1929, en las serranías entre Lara y Portuguesa, contra la férrea dictadura del General Juan Vicente Gómez”, cuenta Tatiana Gabaldón.
“Contrajo matrimonio el 22 de enero de 1948, en Barquisimeto, con María Luisa Martí Pérez, joven barquisimetana, de la cual se enamoró profundamente. De esa bella unión, nacimos Carmen Dolores, Beatriz, Alejandro y Tatiana, los cuales mantenemos en alto el legado de nuestros padres”, expresa.
Tatina expresa que “desde muy joven”, el futuro comandante guerrillero “comenzó a recibir señales” que lo hicieron reflexionar sobre el mundo que se movía fuer de su hogar: “Él veía cuando su padre se marchaba cada tarde y regresaba, agotado sin decir a dónde o por que sé marchaba, pero presentía que se iba a la montaña a formar su ejército. Y fue así. Años después, le toca a él partir a cumplir con su deber, y a través de un poema, explica, por qué se va”.
Otra vez, lee las palabras de su padre, recogidas en el poema “A la hora de partir”, en el que este expresa que quiso seguir las huellas de su progenitor.
Agricultor, poeta y educador
Además de agricultor, Argimiro Gabaldón “fue poeta, político, entre otras, fue la de ser educador, por allá por los años 50. En Barquisimeto dirigió una cátedra de Historia, Matemáticas y Artes Plásticas, en el Liceo Lisandro Alvarado y la Artesanal Lara. Luego en Biscucuy, estado Portuguesa, fue director del Liceo Antonio José de Sucre”, enumera su hija. Y para dar a entender lo que a él lo inspiraba, cita cómo “describe Argimiro al verdadero educador revolucionario”. Abre un libro donde tiene seleccionada una pagina precisa y lee:
“Ante todo, un ser humano igual que todos. Lo que lo hace diferente, es que ha comprendido que sus errores propios de la condición humana no pueden estar por encima de sus virtudes”.
“Un revolucionario, poco a poco va dejando de ser común y se dedica a cultivar lo trascendente de la existencia. Un revolucionario no es un santo, pero tampoco se deja dominar por las flaquezas y debilidades; es un ser humilde, estudioso, que busca aprender algo nuevo todos los días para así estar más preparado y enseñar a otros; es un ser lleno de amor profundo por los demás, por los animales, por las plantas y toda la naturaleza; el revolucionario ama la vida y la alegría, por eso lucha contra la tristeza y la muerte….”.
Tras una breve pausa vuelve los ojos al texto que termina con esta frase: “El revolucionario es ejemplo de conducta, es un ser intachable que practica los principios más altos del hombre, no tiene vicios y es enemigo de las injusticias. Un revolucionario es un guerrero del bien, un ángel de la liberación, misionero del amor, apóstol de la justicia”.
Más y muchos hijos
Tatiana concluye su lectura y dice: “Este pequeño relato, nos permite valorar un poco mas la memoria de Argimiro, es por eso que, un hombre de noble corazón, de tal sensibilidad humana capaz de dejarlo todo por la causa del pueblo, la causa revolucionaria. Eso fue lo que hizo hasta su último aliento, y sigue estando allí con su legado”.
“La historia ha concedido que ya no seamos solo cuatro sus hijos, sino que somos millones que Venezuela le ha parido. Estamos convencidos que el camino en el que él anduvo, ese camino duro, muy duro, que es el camino. No es otro el que nos llevará hacia la liberación nacional y el socialismo”, sentencia.
Correo del Orinoco Prensa
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