Las fiestas, las flores, música, comida y bebidas se mezclan cada 1 de noviembre en distintos países de América Latina para honrar a los difuntos en el Día de los Muertos. La fecha fue declarada por la Unesco en 2003 como patrimonio de la humanidad.
En algunos países de América Latina como México, Perú y Guatemala celebran este jueves 1 de noviembre el Día de los Muertos en memoria de los difuntos con rezos, flores, música, comida, bebida e incluso actividades de teatro.
Según la tradición, el alma de los fallecidos regresa del otro mundo para visitar a sus familiares en estas fechas, en las que las personas acostumbran a crear altares con fotos, velas, flores y objetos personales de los difuntos.
En México, el Día de los Muertos es una celebración donde se mezclan elementos de la cultura prehispánica y de la religión católica.
En la nación norteamericana la conmemoración se extiende por dos días, en los que se recibe a las almas de los muertos: el 1 de noviembre dedicado a los niños difuntos y el 2 de noviembre en honor a los adultos.
Algunas familias mexicanas solo van a los cementerios para llevar flores y velas, mientras que otras realizan un rito que comienza desde la madrugada con la instalación de altares sobre las lápidas de sus familiares muertos.
Para complementar la tradición, las personas comparten calaveras de azúcar o chocolate y escriben en unas “calaveritas”, que consisten en epitafios humorísticos dedicados a algún amigo, familiar o personaje público.
La costumbre es similar en Perú. Por ello, este jueves miles de personas visitaron los camposantos para recordar a sus muertos con coloridos ramos de flores, guitarras, arpas, saxofón, violines y cantos.
Los cementerios más visitados en Lima (la capital) fueron el antiguo Presbítero Maestro, El Ángel y Virgen de Lourdes, este último considerado uno de los más grandes de Perú ya que cuenta con una extensión de 65 hectáreas y tiene unos 80 mil sepultados.
Los guatemaltecos también abarrotaron durante la jornada los cementerios público y privados. En la ancestral costumbre las personas van cargadas de flores y coronas, algunas elaboradas de papel de colores, para colocar en las tumbas de sus familiares fallecidos.
La mayoría de los deudos, sobre todo en el interior de Guatemala, acostumbran a llevar música o mariachis, comida y licor, para compartir en las tumbas.
Además de visitar los cementerios, las personas acostumbran compartir el platillo tradicional de esta época, el fiambre, elaborado de verduras, carnes, mariscos, quesos y embutidos.
El consumo de las conservas de dulces son otras de las tradiciones para el Día de los Santos y de los Difuntos en este país centroamericano, que a diario llora la muerte de entre 14 y 15 personas en hechos de violencia.
En 2003 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró la festividad del Día de Muertos como obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad.
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