miércoles, 30 de enero de 2013

Exposición Na’guará recorre la naturaleza viva del estado Lara en el MAO


Con una propuesta cargada de elementos plásticos recogidos de la madre naturaleza, la exposición Na’guará. Arte contemporáneo de Lara ofrece una gama de tendencias e innovaciones escultóricas en las salas 1, 2 y 3 del Museo Alejandro Otero (MAO), ubicado en el Complejo Cultural La Rinconada.

El motivo larense “está inundado de mucha originalidad. Son propuestas locales que no están contaminadas y tienen siempre presente un referente hacia lo venezolano, sin estar lleno de tendencias foráneas. Sus técnicas abordan el terruño de manera pura. Las obras atrapan por su esencia local”, describe el curador de la muestra, Luis Galíndez.

Temas cercanos a la región como la tierra, las situaciones cotidianas, símbolos ancestrales, tradiciones populares, experiencias personales de cada artista y la infancia como recuerdo emocional ligado a las nuevas creaciones, son parte del repertorio visual de la muestra.

“Hay una sala dedicada a lo ancestral y simbólico, donde se encuentran materia, escultura, técnicas de vitrofusión y trabajos en tela. También hay mucha presencia de materiales autóctonos de Lara como la cocuiza, la madera, los pájaros y la amplia naturaleza”, agregó el curador.

Durante el recorrido resaltan un par de piezas que nutren la serie Las venas abiertas, del artista Miguel Granado-Troconis, inspiradas en conceptos extraídos del texto del uruguayo Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina.

“Trabajé aspectos como la conquista, nuestra emancipación hasta hoy y, sobre todo, me preocupé mucho por la explotación del petróleo y la eterna búsqueda del oro. Trabajé cada concepto a través de la abstracción, el estudio del color y un acercamiento con los hilos y tapices”, resalta el creador.

Su cuadro lleva por nombre Mar en azul petróleo y se complementa con lana oscura, brochazos espesos y un océano profundo que va en degradación hasta tonalidades más claras. Su pareja, La rueda de El dorado, subraya el amarillo en la mirada y se complementa con una rueda que simboliza el eterno círculo corruptivo del hombre en búsqueda de riquezas materiales.

Esos objetos que se añaden a la obra de arte son parte “de un gran paseo que hago por mi ciudad. Voy a esos lugares donde la gente bota cosas, las recojo y las llevo a mi taller para incorporarlos a mi técnica pictórica”, explica Granado.

El fin de un milenio también adorna las paredes con signos figurativos en formas geométricas de varias texturas cromáticas que a descripción de su creador demuestran el caos presente en la crisis económica atravesada por Europa después de la llegada del nuevo milenio.

“Es una obra que parte de las tensiones sociales que se están dando en Europa y que he tomado a partir de mi larga estadía en Roma. Tomo algunos elementos de la crisis como la angustia en la gente y las movilizaciones populares”, detalla Enrique Hernández Pérez.

Justo en la entrada de la exposición descansa una estructura colgante amarrada ordinariamente con caña brava, bambú, pabilo, mata de uva de playa y caracoles. Se trata de una creación de Henry Gil, artista que con su pieza rinde homenaje a la sencillez del “Pintor de Macuto”, Armando Reverón.

“Se llama Barca solar y está elaborada con materiales de reciclaje, cosas que se recogen en la orilla de la playa. Es una pieza que rememora la sencillez de los materiales que él utilizó (Reverón)”, subraya el artista.

Obras para apreciar

Por la sala 2 del MAO se aprecian una decena de obras para degustar con los ojos. Van desde La cama, de Francisco León, hasta el juego arenoso deMarabunta, de Lino Rojas, que se desparrama por el piso.

En la primera, el costado de madera de una amplia cama se observa frontal juntada con una intervención de tela que se aprecia como una frondosa cobija almidonada en azules pálidos. La segunda simula un juego de niños en el que la arena pastosa recrea una autopista repleta de insectos esculpidos en madera y metales.

Por su parte, la sala 1 se muestra como un desierto abierto en el que las piezas colgantes representan cielo, tierra y la humanidad pintada a partir de rituales indígenas. Destacan las esculturas de Rosellano García, hechas en hierro sobre cortezas de árboles que adornan el espacio con tres piezas sin título.

El imaginario indígena se ve representado en la lanza o flecha de madera esculpida, titulada Ley de la tierra, ley de la vida, del creador Rodrigo Rodríguez. La pieza se levanta sobre un círculo de piedras rodeado de huellas de pies pintadas de rojo que simulan la danza ancestral de uno o varios hombres.

Para finalizar, la sala 3 se integra de grandes cuadros al estilo impresionista, instalaciones de papel pintado, fotografías urbanas, vídeos y colgantes sujetos con largos cordones.

Sumergiéndote en el olvido, de Adrián Pérez, aporta peso al espacio aéreo con tres piedras sostenidas por largos hilos negros hasta el techo.

Así, entre esculturas, juegos de óleos, innovaciones levantadas en el piso del museo e historias capturadas con cámaras de video el estado Lara ofrece su más popular expresión de ¡Na’guará, llegaron los guaros!, como reza el material informativo de la exposición, que se mantendrá hasta abril en el MAO, de 9:00 de la mañana a 5:00 de la tarde

Prensa Presidencial
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Ubicacion: Lara, Venezuela

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