lunes, 2 de julio de 2012

Desde Carabobo y bajo cobijo del Samán de Güere: rumbo al 7-O

El alba dora la efigie del Libertador, despunta el sol del primero de julio en las plazas Bolívar de la nación, donde se han cumplido vigilias a la espera del inicio de la campaña electoral del “candidato de la Patria”. Un estruendo de pueblo recorre Mariara, en el estado Carabobo, punto de partida de una caravana de dieciocho kilómetros que llevará al comandante Chávez hasta la avenida Constitución de Maracay. Bullicio, cantos a la independencia, corazones desbordados por la expectativa.


“¡Arrancamos en Carabobo porque acá comenzó la independencia!”, expresa la valenciana Marta Rodríguez, quien arribó a la manifestación en Mariara junto a su esposo, Roberto Febres, y sus dos hijos, Ernesto y Rafael. “¡Consolidar y expandir la independencia!, lo que nos dice Chávez en su programa. Por eso de acá nos vamos a Maracay, donde juró bajo el Samán de Güere que levantaría su espada contra la gente que estaba regalando el país”, agrega Roberto. De pronto, la gente comienza a amontonarse y la mirada de los pequeños Ernesto y Rafael comienza a destellar de emoción: arriba el Presidente, a la vanguardia de la caravana.

Papelillos, vítores, gritos de amor. “¡Yo quiero más Chávez!”, exclama una mujer mayor que se pierde en el torrente de seguidores que se agrupa alrededor del camión que lleva al “candidato de la Patria” junto a su equipo de gobierno. Una energía que minutos antes apenas destellaba ahora se vuelve llama viva. El pueblo es euforia patriótica, una sola fuerza constituida alrededor de su líder. “¡Lo amo, mi comandante!”, le grita Tania Guerrero al pie del camión, y a pesar del atronador escándalo, el Presidente pareciera escucharla y une sus manos sobre el pecho, mirándola, en un gesto de agradecimiento. “Es el hombre que nos llevará a ser una verdadera potencia”, nos dice Tania al recuperar el aliento, mientras el camión se pierde y avanza rumbo a Maracay.


Seguimos al Presidente a través de la Carretera Nacional. Chávez es una fuerza gravitacional, la vanguardia de una corriente que moviliza. Vemos que la carretera se vuelve torrente humano; cohetes, globos, banderas tricolor animan la jornada. Carabobo es una fiesta móvil, un sentimiento que inició el Libertador cuando comandó una primera batalla de Carabobo, el 28 de mayo de 1814. Siete años después, el 24 de junio de 1821, el padre de la Patria selló nuestra independencia en una nueva gesta militar. “Hacer irreversible esa independencia, que hemos ampliado y consolidado durante los pasados 13 años, es la principal motivación para salir victoriosos el próximo 7 de octubre”, afirma René Nardo, ingeniero eléctrico y maratonista maracayero que acompaña a Chávez durante estos dieciocho kilómetros.

Arribamos a la redoma de Tapa Tapa. La ciudad de Maracay está desbordada: La Cabrera, Vista Alegre, Aguas Calientes, La Guaricha, Punta de Mata y San Vicente se visten de tricolor para recibir al comandante Chávez. La prolongada avenida Constitución, que triplica en extensión a la caraqueña avenida Bolívar, es un mar abierto bolivariano. Se estremecen en las cercanías las raíces del Samán de Güere, lugar donde el 17 de diciembre de 1982 el comandante Chávez juró que no daría tranquilidad a su alma ni descanso a su brazo: “Hasta no ver rotas las cadenas que oprimen a mi pueblo por voluntad de los poderosos. Elección popular, tierras y hombres libres, horror a la oligarquía”. Toque de diana en Carabobo, en Aragua y en toda la nación: el candidato de la Patria ha iniciado la campaña.

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Ubicacion: Calle 7, Cabudare, Venezuela

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